Consuelo, la rosa salvadoreña.

Hoy leí en BBCMundo un articulo sobre Consuelo Suncín, o mejor conocida como "Consuelo de Saint-Exupéry".

Para los que no hayan oído de ella anteriormente, de nacionalidad salvadoreña, dícese de Consuelo ser la persona que inspiro el personaje de "La Rosa" en nuestro tan querido libro "El Principito".

Estuvo casada con Antoine según sé, por un periodo aproximado de 15 años, hasta el día en que la tragedia arrebato a Antoine de su vida, dándole por muerto en un accidente de avión donde los restos jamás fueron encontrados.

Si abren el link que puse al comienzo, entrarán directamente al articulo en mención, pero me gustaría hablar un poco sobre lo que leí y lo que me ha pasado por la mente, siendo una muy grande fan del libro, al saber un poco más de la vida de mi adorada "Rosa".

Consuelo era una mujer proveniente de familia acomodada, hacendados cafetaleros, aquella porción de sociedad que dirigía el país en los tempranos 1900's. Era alta alcurnia, terrateniente, con el mundo y el pueblo a sus pies. Menciono esto, porque cuando escuché por primera vez que "La Rosa" era inspirada por una salvadoreña, lo ultimo que pensé era su posición social, sino que en vez de eso represente el alma de la rosa como una morena pelo negro que gustaba de pupusas los domingos y se sabía el himno nacional porque se lo enseñaron en una escuelita azul con blanco...Quizá no tanto así, pero lo de morena, pelo negro, con el alma hecha de barro y masa de arroz, si estaba entre las ideas principales con las que me figuraba el gentilicio "Salvadoreña". En este caso, la historia varió un poco, y aunque tal vez ella no fue la persona que pensé en primera instancia, sigamos con la historia y no juzguemos al libro "por su origen", veamos que mas hay sobre el alma de nuestra protagonista, tal vez con un poquito de suerte hallamos un vestigio de terruño arraigado dentro de nuestra famosa Consuelo.

A muy temprana edad, dejó el país, pienso que quizá lo único que se llevó fue un poquito de tierra en el vestido, y el gentilicio en un papel que sacudió al llegar a la nueva tierra: San Francisco, CA.. Iba en ocasión de una beca de Ingles, llegó allá con 19 años, y pronto conoció al que sería su primer amor, y un dolor de cabeza en su historia más adelante.

Su primer esposo Ricardo, trabajaba como dependiente en un almacén de pinturas, no tenía una historia glamorosa ni nada que resaltara su nombre por si mismo, solo una ascendencia mexicana y una tez blanca que la enganchó. Más nunca imaginaria Consuelo que pagaría con invenciones fantásticas y secretos, el primer amor a quién se entregó.

Pero la tragedia la invadió por primera vez (de muchas que le esperaban), nuestro pobre Ricardo falleció en un accidente de ferrocarril a los pocos meses, y Consuelo viuda, partió hacia la ciudad de México donde lo mas remarcable de mencionar son sus estudios de periodismo que le valieron para luego escribir su libro "Memorias de la Rosa" y poner a Francia de cabeza hablando en mal del venerado y santo Antoine Saint-Exupéry, casi armó revolución, y como no, si me parece que al fin le afloró lo salvadoreño.

Pero volviendo a los años mozos de nuestra rosa, nos moveremos a Francia donde llego acompañada de un amigo y amante, que no vale la pena mencionar, pero sí, acá conocería a quién sería su segundo esposo, con 30 años de diferencia, y diplomático Guatemalteco, Enrique Goméz Carrillo quién sería su segundo amor, pero a los once meses de la boda, Enrique falleció.

Y hasta acá yo me pregunto ¿Será que una vida de tragedias es lo que te prepara para ser una musa perpetua?, ¿De esto trata la purificación necesaria para que tu alma se plasme de entero en un libro?, ¿Que tan cara se paga la fama cultural?.

En fin, ya por poco vamos llegando a nuestro querido Antoine, pero recapitulemos, ¿Que podemos decir hasta ahora de Consuelo? Su interés en las letras la delata, revela su alma curiosa, fantasiosa, que le impulsó a también seguir a su amante a una nueva tierra, con impetú. Que tampoco la muerte de su primer marido le hizo rendirse a la vida, todo lo contrario, quizá por lo visto, la abrió mas al mundo, a conocer, a ser libre. Y entonces en 1931 tenemos a una Consuelo fuerte, soñadora, fantasiosa, impetuosa, ardiente, de París a Buenos Aires, a punto de conocer a un piloto, escritor y bohemio, su alma gemela.

Estando en Buenos Aires, su amigo Benjamin Crémieux le presentó a Antoine de Saint-Exupéry, que por ese entonces estaba afincado en esa ciudad y tenía a su cargo la Compañía Aeroposta. El flechazo fue inmediato. Consuelo y Antoine estuvieron a punto de casarse en Buenos Aires, pero la ceremonia finalmente tuvo lugar en Francia, donde se trasladaron a vivir. La familia de Antoine, tachó a Consuelo de mujerzuela, vividora, y mujer indigna de llamarse Condesa de Exupéry, todo esto a pesar de que Consuelo inventaba historias sobre sus matrimonios pasados para cubrir su vida pasada falta de la elegancia y el encanto requeridos para ser meritoria de su nuevo estatus social, especialmente la tan famosa historia de su primer matrimonio con un Capitán del ejercito Mexicano que había muerto durante la revolución.

Así era Consuelo, en su nuevo mundo, con su nuevo amor, con sus nuevas luchas diarias con las miles de mujeres de aquel a quién en sus memorias llamó "derrochador, avaro y cruel", con sus sufrimientos diarios, sus secretos a voces y sus dolores reservados. Hasta que 15 años después llegó una nueva tragedia que volvería a marcar a Consuelo con una decepción que le supo más a libertad: La muerte de Antoine. Y esto solamente un año después de la publicación del libro que la llevó a ella a quedar escrita en la historia, ese libro, nuestro libro, el libro de todos,"El Principito".

"La rosa es Consuelo", afirma Marie-Helene Carbonel. "Los tres volcanes son los volcanes de El Salvador. Los baobabs son las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia, en El Salvador. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, que es frágil y por eso está protegida bajo una campana de cristal".

Consuelo quedó con la amargura de un matrimonio mal vivido, de un amor intenso, del amor de su vida entregado a la mitad, nunca completo, compartido. Murio en Paris, como la mas grande diva y mas grande musa que nuestro país vio nacer, muy poco de salvadoreña en sus apellidos, pero en su alma y su carácter  no me queda duda que Consuelo llevaba enraizado el verde de los cafetales, y la esencia del café más puro de Armenia.

Y después de 140 millones de ejemplares vendidos y más de 250 traducciones, me he quedado pensando que para mi, "El Principito" es la expresión máxima de algo que todavía no se lo que es. Es un manual, es un folleto de como vivir la vida, para todas las situaciones, para todos los momentos, es quién yo quiero ser. Y fue esta mujer, Consuelo de Saint Exupéry, quién infundio el amor tan grande de Antoine, a pesar de todo, más allá del engaño, a crear una tan hermosa obra. Algo debió hacer bien ella, algo debió tener de especial para que un mortal haya creado algo que se comunica a través de los corazones de todos en un solo tono, que fue para una sola mujer y a su vez es para todas en el mundo, de hoy y de siempre, y que permanecerá como parte de la cultura y renacerá a su vez en otro lector que se volverá a identificar con el libro, y así en el circulo eterno de la literatura, vivirá por siempre..Consuelo.

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