Catarsis.

Tengo la casa desierta. Un poco de melancolía guardada en el corazón que me da valor de parar un poco y finalmente con la mente clara, ver hacia atrás.
Pensé en ocasiones anteriores que había pasado ya por mi catarsis personal y no era así, lo mismo me ocasionó confusiones y dilemas. Ahora que lo pienso, todo lo que intentaba era escapar sin enfrentar mi realidad.
Me negaba a mi misma los errores que cometí y así, cada día que despertaba era una repetición de las mismas acciones esperando resultados diferentes.
Ahora que estoy "sola", me doy cuenta de lo remarcablemente errónea que era la situación en la que me encontraba metida y, que a pesar de las múltiples señales, seguía manteniendo y alimentando muy a mi pesar, con alevosía.
Ahora que al fin he enfrentado a los monstruos que se escondían bajo mi cama matrimonial y tengo la sobriedad mental de tomar decisiones que cambien mi vida para bien, me complace saber que soy dueña de la misma así como de mi destino una vez más.
Quizá debería de dar gracias a un par de amigos camuflados que tenía, que después de muchas horas de conversación lograron sacarme las palabras "Me equivoqué de persona" sinceramente por primera vez en tres años.
Y lo agradezco, agradezco estar acá, hoy, con todas mis cicatrices, porque tengo mucho que ofrecer, y mucho que ganar.
Y así le sonrío a mi pasado y veo hacia el futuro con las manos llenas de tesoros.

365 días de felicidad.

No soportaba un minuto más...Era desgarrador.
Yo gritaba, desde el fondo de mi alma venía un terror descontrolado: Me estaban partiendo en dos.
Y yo seguía gritando desahuciada.
Pasaban los minutos y mi condena parecía prolongarse, no tenía más fuerzas para aguantar, casi podía oír mis huesos romperse de adentro hacia afuera y mis ojos desorbitados ya no eran testigos del espectáculo.
Y justo cuando sentí las primeras tiras de piel desgarrarse...Todo se suspendió en el aire, el silencio sepulcral dando paso solemne, las leyes de la física rindiendo tributo y todo, imperiosamente articulado para dejar a tu hermoso llanto ser entonado por vez primera.
Eres luz, mi hermoso milagro, utopía deshecha mediante tus méritos...Mi hermosa hija, inigualable eres tú.

Desahogo 2.

Mientras la fortaleza llegaba acompañada de la soledad, le conocí.
Su piel como la mía, su ardor como el mío, sus manos como las mías, su sexo como el mío.
Y caí irrevocablemente en el juego de la seduccion al que me invitó su espalda ancha.
Me traicionaron las manos, juguetonas y traviesas, exploraron nuevos territorios y se me expatriaron, se sublevaron cuando decubrieron sus caderas poderosas.
La anarquía moral me invadió, y la peste incurable del deseo de ser suya me señaló como perfecta víctima del juego.
Me tiene loca, lo pienso, lo siento, lo veo, lo deseo.
Más y más mientras más evidente su indiferencia que acidifica mi orgullo y mis ojos de fiera.
Incansable, incontrolable, esa sonrisa que me revolotea en los tímpanos y me endulza el recuerdo de los besos náufragos que me dedicó.
Ven acá, si es amor, si es lujuria, si es deber, no me importa porque 24 horas y un par de segundos más no me son suficientes de ti en un día.

Desahogo 1.

Te encontré, pero no eras quién pensé.
Te esperaba una roca triunfadora entre mareas, y eres arrecife, hogar de los amigos del mar.
Te quería caballero de armadura firme, pero eres poeta y músico de salón, fuerte en tu verdad pero insípido a mis ojos.
Te anhelaba ardiente como las arenas de los desiertos donde viven mis deseos reprimidos, pero eres oasis de aguas mansas y fuentes claras.
Eres todo, pero te falta la mitad.